Un Llamado de Dios
El amor de Dios que Jesús, con el don de su Espíritu, ha sembrado en nuestros corazones es un amor completamente gratuito. Ama sin interés, sin esperar nada a cambio. No ama solamente porque es amado, o por otros motivos incluso buenos, como la amistad humana. No se para a mirar sí el otro es amigo o enemigo, sino que es el primero en amar, tomando la iniciativa.
Para que resplandezca el amor que viene de Dios, hemos de amar a todos, sin excluir a nadie. «Para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos...» (Mt 5, 45). Estamos llamados a ser pequeños soles junto al Sol del Amor que es Dios. Y entonces todos son destinatarios de nuestro amor. ¡Todos! No un «todos » ideal, toda la gente del mundo, que quizá no conoceremos nunca, sino un «todos» concreto.
En una grandísima mayoría de casos, el «dar la vida» que nos pide Jesús no se cumple derramando sangre, sino en la vida diaria, en muchos pequeños detalles, poniéndonos al servicio de los demás, incluso de aquellos que, por algún motivo, pueden parecer «inferiores» a nosotros.
Aqui podras encontrar nuestras Sedes.
Iglesia: Luz a las Naciones
Pastores: Edelberto Restrepo y Blanquita Alvarez
Direccion: Calle 35BS #86D - 16, Bogotá
Telefono: 3103100849
Iglesia: Sinai
Pastores: David Restrepo y Deisy Coca
Direccion: Calle 45 Sur #78l - 20, Bogotá
Telefono: 310 324 22 11
Iglesia: Internacional Luz Y Vida
Pastor: José Ramón Restrepo Escudero
Direccion: Carrera 93 # 72 a - 01, Bogotá
Telefono: 2529632
Muchas personas creen que si son "buenos" o realizan buenas obras se les garantiza un lugar en el Cielo . En la Biblia en libros como Marcos 5:34; 10:52 0 Lucas 17:19 hay un mensaje que nos puede guiar a una respuesta más acertada en la que se expone de manera explícita "Tu fe te ha salvado". En el libro de Efesios 2:8,9 Jesús nos muestra su Voluntad de regalarnos nuestra salvación, por su Gracia '"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe: y esto no de vosotros. pues es don de Dios: no por obras, para que nadie se gloríe" Los mandamientos que Dios nos dejó como herencia son una guía, unas normas de conducta para saber la voluntad de Dios y una muestra para que fuéramos conscientes de la imposibilidad de alcanzar la perfección.
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